Viaje a los pueblos fumigados
- Pablo Kbal
- 13 ago 2019
- 2 Min. de lectura

El último documental dirigido por Fernando "Pino" Solanas, estrenado en 2018, tuvo como disparador, según el propio director, por el registro de imágenes en un viaje al Chaco salteño acompañando a comunidades Wichi. Allí muestra los desmontes en la región, la miseria, el desamparo, la ausencia del estado y el despojo que sufren de sus tierras. Pero lo que definitivamente lleva a Solanas a la realización del film son las fumigaciones que reciben los pueblos originarios que viven allí por campos aledaños y consecuentemente los problemas de salud que sufren por ello. Las inundaciones a causa de los desmontes forman parte de las imágenes que se pueden observar.
Las consecuencias del modelo agroindustrial es contrastado por científicos, entre los que se encuentran también médicos, tanto por los problemas de salud de quienes habitan en las cercanías de los campos fumigados, como por el envenenamiento por consumir alimentos con gran cantidad de agroquímicos, también conocidos y llamados en el documental como agrotóxicos, termino acuñado por ser elementos químicos tóxicos para la salud y el medio ambiente. Toda la cadena productiva agroindustrial es puesto en cuestionamiento, tanto por las patentes de las semillas, el uso de agroquímicos como el glifosato (el más reconocido), por el monocultivo de soja, maíz, y otras siembras de trangénicos. Otra consecuencia de la agroindustria expuesta en el film es la emigración de las familias dedicadas a la agricultura, y de pequeños productores campesinos hacia los pueblos cercanos, es otra de las consecuencias directas del modelo.
Los casos de enfermedades crónicas en personas de distintas regiones del país a causa de las fumigaciones es el eje central, sin descuidar otras tramas para nada secundarias en el film. De hecho, uno de los casos reflejados es el de Nicolás Arévalo de 5 años, ocurrido en Lavalle (Corrientes) en el año 2011, el cual murió afectado por vía dérmica y respiratoria por un campo de siembra de tomates, por lo cual fue llevado a juicio en Goya el productor de dicho campo.
Uno de los últimos ejes de la película es bastante optimista sobre los modelos alternativos de agroecología intensiva, extensiva, de huertas orgánicas, de intercambio y trueque por otros productos y servicios. Es el camino a seguir para evitar el envenenamiento de los pobladores (entre los que se encuentran niños de escuelas rurales), la contaminación del agua, el aire y la tierra en distintos puntos del país.
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